martes, 17 de julio de 2007

Nos hicieron el Dunga Dunga

Nada que reprochar, no busquen culpables, no los hay.
No es culpa del Coco, ni de Ayala (no tuvo responsabilidad en el gol y nadie lo puede cuestionar por eso), ni de Riquelme, Messi u otro. Hay que hablar de méritos, méritos ajenos, de una persona que leyó demasiado bien el fútbol e hizo lo que tenía que hacer, presionar. No dejar jugar a los que saben, no darle respiro ni espacios a los creadores de juego de Argentina, que nos deleitaron durante 5 partidos con un promedio de 3 goles en cada uno.
Dunga fue un genio, por eso ganó Brasil. Planteó el partido perfecto y le salió redondo.
Hagan oídos sordos a las críticas, porque hace una semana las críticas eran elogios. El mérito fue de ellos, no hay culpables. Así es el fútbol.

jueves, 12 de julio de 2007

¿Qué pasa con la música?

Está claro que durante los últimos años no han surgido solistas o bandas que puedan llegar a ser lo que algunas estrellas lograron durante las décadas del 60, 70 y 80 en todo el mundo. La calidad del mercado musical disminuyó, los “exitosos” tienen pasos fugaces y nadie puede captar la atención de la gente como lo hacían bandas como: Queen, Led Zeppelín, The Rolling Stones, The Beatles, The Doors y muchas más, que fueron, son y serán (a pesar de que algunos hayan muerto) íconos de la historia musical universal.
Si bien aparecieron cantautores como Jack Johnson, James Blunt y algunos grupos como Red Hot Chili Peppers o conjuntos de música hip-hop o reaggeton, todo el mundo sabe que ninguno de ellos, salvo excepciones, podrán dejar una marca, un mensaje o ser símbolos de sus respectivas épocas.
¿A qué se debe este decaimiento en la calidad de las composiciones y los ritmos en los temas de los autores?
Difícil de explicar. El rubro musical crece a grandes rasgos, hay lugar para cualquiera que haga una canción pegadiza, que encaje en alguna serie, programa o simplemente
que sea algo bien comercial. Esto no debería ser así. La música es un arte y el arte es para los artistas, no para
cualquiera. Antes, muchos años atrás, los compositores escribían, cantaban o tocaban con el corazón; hoy parecería ser que sólo lo hacen por algo de dinero y fama.
Además, la música, por ejemplo en la década del 60 de la mano de John Lennon y compañía, movilizaba multitudes, miles de personas que pedían paz, paz y amor para todo el mundo. “All we are saying, is give peace a chance” (todo lo que decimos, es darle una chance a la paz), esa era la consigna de los Beatles, o el caso de Freddy Mercury con Queen, que izaron la bandera gay y causaron sensación, furor y cambios en todo el mundo. Eso es arte, tener la capacidad de, desde el lugar de músicos, promover sensaciones; alegrías, protestas, llantos, amor, paz, odio.
También, existe el oportunismo. Maldito oportunismo, que aprovecha un momento de desazón, de crisis, de lo que fuere, como es el caso de grupos de cumbia, no todos, que en sus canciones promueven la delincuencia, el saqueo y otros actos de vandalismo, comunes en varios momentos de nuestro país. Eso no, eso no es arte, por más de que hagan ruido con unos platillos, algunos instrumentos digitales y ritmos
pegadizos, eso no es lo que llena, lo que verdaderamente satisface.
Si bien hay motivos lucrativos, sociales o ideológicos por los cuales las bandas ya no son lo que eran antes y no logran batir récords de audiciones como en otras épocas solía suceder, no se logra comprender la causa principal por la cual ya no surgen ídolos como Bon Jovi, INXS, The Police, KISS, AC/DC y otros artistas que hicieron historia y que, algunos, hoy son leyendas.
¿Qué pasa con la música? ¿Por qué la gente tiene que esperar que vuelvan a tocar tipos que tienen más de 60 años? ¿Por qué nadie causa la sensación que causaban los “grandes”? Puede ser producto de la globalización, el rápido acceso a cualquier tipo de material mediante Internet puede generar cansancio y aburrimiento con respecto a algunos autores. O también puede ser que, al haber tantos solistas y/o bandas, cueste encontrar alguien que se destaque del montón. Y otra posible razón, y parece ser la más adecuada, es que los músicos carecen de inspiración, que no hay nada que los “mueva” y por eso sus composiciones sean chatas y pasajeras.
Por suerte, en los últimos años los argentinos pudieron gozar de presentaciones de artistas internacionales que deleitaron al público y llevaron la mente de todos a otro momento, otra historia; una historia que parece difícil recuperar, pero no imposible.
Cabe destacar, o preguntarse, si en esta situación existen culpables. ¿Quién tiene la culpa de todo esto? Todos. Los artistas y los consumidores, principalmente éstos últimos. Como dice el refrán: “La culpa no es del que come, sino del que le da de comer”, exacto. La gente, toda, debería tener un “oído” más exquisito, exigente. De esa forma se reduciría el espacio para aquellos que en vez de llenar, vacían. Porque la música cada vez es más vacía, menos interesante y a los amantes del rubro les preocupa, los alerta, les hace notar que siempre tendrán que escuchar (esto no quiere decir que dejen de hacerlo) a los mismos de siempre, esos que alguna vez supieron hacer de todo esto un verdadero arte.
Por último, solo resta esperar. Esperar que alguien se inspire, que alguno logre remontar la bandera de la buena música. Es fácil criticar, por supuesto, pero no puede ser que nadie lo logre, que nadie le cause escalofríos a la
gente con sus cuerdas vocales, con el sonido de sus instrumentos o con el contenido de sus composiciones.
Tiene que haber un cambio global, la música tiene que volver a ser lo que era, una pasión, aquella pasión de multitudes que logró, en varias oportunidades, escenarios, países, continentes y corazones, hacer sentir que vale la pena estar vivo para regocijarse con una dosis de buen material.

miércoles, 11 de julio de 2007

Colorado el 36


- No sé que me pasó, lo maté, maté a Waldo – dijo el hombre mientras sudaba frío y le temblaban las piernas.
- Vos estás loco, fraticida, infeliz! – retrucó su mujer, sin entender cómo su marido había matado a su hermano mayor.

Y le disparó a ella también. Primero a una pierna, luego a la otra y cuando se encontraba de rodillas, desangrándose, recibió otro disparo en la cabeza, de aquel hombre que había jurado cuidarla, amarla y respetarla hasta que la muerte, o su propia locura, los separara.

Presuroso, Carlitos Way decidió esconder el cadáver de su mujer, Berta, en el sótano de esa vieja casa de techo alpino en Sugus, una vieja ciudad del sur de Luxemburgo. Una vez que hubo metido el cuerpo en un baúl (el mismo lugar dónde minutos antes, mientras su mujer hacía las compras en “Cotolengo”, había escondido los restos de su hermano), Carlitos se dispuso a tomar un baño; a pesar de que no tenía manchas de sangre, había sudado mucho limpiando el desastre que los sesos de su “amada” habían dejado en la cocina y además, los nervios eran atenuantes de esa transpiración.


Mientras se bañaba, Carlitos parecía indolente, como si nada hubiese ocurrido, como si no hubiese matado a su mujer y a su hermano unos minutos atrás.

“I want to break free...”, se escuchaba una pésima imitación de Freddy Mercury. Era él, el asesino, que cantaba en la ducha.

Salió. Se vistió, se tomó una garompa y se fue al casino a jugar unas fichas. Encendió un “Parucho” con sus cerillos y dijo: “Hoy salta la banca”, hay que ver que fue lo que ocurrió unas horas después.

- Negro el 8!- dijo el croupier del casino y empezó a juntar las fichas para pagarle a Carlitos, que había reventado el número de Riverito.
- Esta es para vos, campeón!- dijo mientras le arrojaba al empleado del establecimiento una ficha de 20 pesos; el 8 le había dado 1200.
- Colorado el 36!- gritó el croupier.
- Que cagada- acompañó Charly.


Fueron pasando las bolillas y el caudal de dinero de nuestro querido asesino se fue reduciendo, al punto que llegó a perder todo lo que tenía. 22 mil pesos perdió Carlos esa noche, noche fría, nevada, negra y manchada con sangre.

Salió. Se subió al Dodge (lo único que le quedaba. Su casa tenía una hipoteca y lo que quedaba de su familia... bueno, ya saben), puso primera y arrancó.

Llegó a su casa, colérico estaba Carlos, “¡no puede ser!”, gritaba una y otra vez. Entró por la puerta de la cocina, fue al sótano, agarró la nueve milímetros, abrió el baúl donde estaban los cuerpos y de repente...

... quedó pasmado. Su mujer, Berta, a la que él mismo había matado, lo miró desde el cubículo y le dijo: “¿Qué pasó Charly? ¿Perdiste todo? ¡No pasa nada mi amor, vení, vení que acá está Freddy también! Dale que está cantando "Under Pressure" .

Se disparó y cayó al baúl.

jueves, 5 de julio de 2007

La pelota y el “Ratón”

Con apodo de roedor y coraje de selección, defendió siempre la celeste y blanca, Roberto Fabián Ayala.
Se inició en el Club Ferrocarril Oeste y en 1994 River Plate se hizo con su pase. El club de Núñez fue el trampolín para que fuera a jugar a Europa. A Italia.
En el viejo continente comenzó su carrera en el Milan, donde jugó poco. Luego tuvo un paso fugaz por el Napoli. Su auge futbolístico lo demostró en el Valencia de España. Ahí aclaró ser uno de los mejores defensores del mundo, aunque los resultados en la selección no lo ayudasen mucho. Siempre fue un líder nato, respetado y respetuoso.
Capitán. Líder. Caudillo.
Estuvo en la eliminación de Francia 1998 y en el 2002 se quedó afuera del mundial a último momento por una lesión. En cambio, en Alemania 2006 demostró que a pesar de sus 33 años, nunca dejará que entren en su ratonera y que siempre existirá el amor entre la pelota y el “Ratón”.

martes, 3 de julio de 2007

Mujeres, el arte de la creación

Las mujeres, tan necesarias como el aire. En ellas se resume el arte de la creación. La necesidad del contacto cotidiano, de lidiar con el amor y el odio, desemboca en tener que llegar a conclusiones y resumir, o por lo menos tratar de hacerlo, qué es la mujer, por qué es tan necesaria y qué tiene que nos hace amarlas, odiarlas y necesitarlas.
¿ Pero por que son tan putas? ¿ Que les hicimos? ¿ Por que nos hacen esto?
Bellas por excelencia, desde sus suaves empeines hasta sus largos cabellos, sedosos, perfumados, atrapantes por momentos, nos hacen quedar estupefactos sin capacidad de reacción y cuando menos te lo esperas, te la clavan.
Cuando pegan, pegan duro. Cuando mienten, mienten bien. Cuando ríen, enamoran. Cuando lloran nos encanta.
Su consumo es ineludible, cariño, tacto, roces, sexo, peleas, llantos y reconciliación. Que linda la reconciliación, fogosa por sobre todo.
Las mujeres son todas distintas, cada una tiene su encanto, ya sea físico o interior. Pero a la larga uno se da cuenta de que son todas iguales, todas buscan lo mismo y, en la mayoría de los casos, lo consiguen.
En todas las etapas de la vida del hombre, la mujer es una protagonista estelar. La primer figura de mujer, es la materna. Esa que te dio la vida, mamá, la vieja.
Pero el tiempo pasa, uno crece, aprende, ve cosas distintas y en algunos casos, como este, llega el momento de enseñar.
Mejor, otro día...

Volver a sonar

Últimamente hay mucho olor a regresos, un aroma cada vez más espeso tiene a nuestro país al acecho y los amantes de la buena música se regocijan esperando nuevas fragancias.
Ya a mediados de 2005 sonaban novedades, proyectos que la gente consideraba sueños casi irrealizables. La vuelta de los Rolling Stones después de siete años, el regreso de U2 con un show que prometía ser imponente y los recitales de Deep Purple, OASIS, Jamiroquai y otros artistas internacionales, ilusionaban con dejarnos boquiabiertos.

Pero claro, ¿quién iba a pensar que todo eso sería posible? Los afortunados testigos vivientes de la década del ’90, ya satisfechos, no parecían muy preocupados; Stones, Madonna, Paul McCartney, KISS, AC/DC, Michael Jackson y
otras bandas y solistas de primera gama los habían enloquecido durante mucho tiempo, en distintos escenarios.

Después de varias idas y venidas, rumores que corrían por el mundo del espectáculo y expectativas que no se concretaban, un gran regreso se hizo realidad: en febrero de 2006, los Rolling Stones volvían al estadio de River Plate con dos presentaciones, era un hecho. Como si esto fuera poco, una semana más tarde U2, de la mano de Bono, haría lo propio. Los fanáticos agotaron las localidades para ambos recitales en muy pocos días. Los shows fueron impactantes y todos quedaron más que contentos, algo parecía empezar a cambiar.

El año pasado fue un gran año en términos musicales y la tendencia continúa. Este también promete ser un año positivo para el mercado de las cuerdas, los vientos, la percusión y las voces.

Aerosmith y Velvet Revolver hicieron explotar la cancha de River el 15 de abril último en el Quilmes Rock, en un estadio que todavía vibraba estupefacto por las dos actuaciones del ex – Pink Floyd, Roger Waters, quien para muchos, ofreció en febrero uno de los mejores espectáculos recientes en Argentina. El Estadio Pepsi Music fue testigo de una presentación exclusiva de Velvet Revolver, donde Slash hizo hablar a su guitarra.

Pero esto no es todo, acá no terminó el año, Buenos Aires sigue de anfitriona y de fiesta. La banda española Héroes del Silencio se volvió a juntar y tienen en su agenda una nueva gira mundial, de tan solo diez presentaciones, en la cual Argentina está incluida. La cita es el 22 de septiembre en el Estadio Pepsi Music Outdoors (ex – Obras Sanitarias), y son muchos los que ya tienen sus tickets para ver a Enrique Bunbury y compañía.

Más, más, más...
Como la mayoría de los lectores deben saber, en febrero de este año hubo un acontecimiento mundial que algunos añoraban como un milagro, The Police se juntó de nuevo. Si, Sting, Stewart Copeland y Andy Summers, se reunieron luego de casi 20 años para tocar “Roxanne” en la entrega de los premios Grammy. Eso fue sorprendente, alucinante, muy emotivo, pero lo mejor vino al otro día, cuando en un mini recital para un público muy fanático y selecto, Sting dijo: “We’re gonna go on tour” (“Nos vamos de gira”). ¡Qué anuncio! Y así comenzó el sueño, el sueño que arrancó en Canadá el 28 de mayo, continuó en Estados Unidos y que tiene como próximo destino Europa. La cita sudamericana está confirmada, luego de pasar por México, entre otros países. Argentina... 4 y 5 de diciembre, sí, 4 y 5 en River. Increíble.

Mientras tanto, nuestras retinas intentan retener todos los momentos posibles que tuvimos el privilegio de presenciar en los últimos tiempos y nuestros olfatos siguen alerta, a la espera quizás, del regreso de viejos aromas que nos sigan perfumando con su mejor material.

GH = GB (gran basura)

Indignación. Ésta es la palabra más adecuada a la hora de expresar una opinión en cuanto al reality con más rating de la televisión argentina.
Gran Hermano (GH) es el mejor ejemplo de la televisión basura: no aporta nada a la intelectualidad de sus televidentes y el contenido del programa es vacío, chato.
Además, cabe destacar, que a raíz de las constantes manipulaciones en el formato y las “reglas” del ciclo, GH pierde cada vez más credibilidad y la audiencia baja levemente.
Hay varios motivos por los cuales el programa emitido por TELEFÉ es considerado producto de televisión basura. Si
bien es una de las opciones más elegidas por los argentinos, la gente sostiene que es un programa completamente mediocre, donde en un principio, dieciocho personas estaban todo el día sin hacer nada y ahora quedan sólo cinco. Para alegría de muchos, la “competencia” está terminando.
Con respecto a la “modificación comercial estratégica del reglamento del show”, supuestamente a la casa no puede entrar nadie. Pero, entraron: las madres de los participantes cuando había que pelear el rating con Tinelli, entraron los magos Yansenson y el hijo de Tusam, también ingresó Chayanne en una oportunidad. Entonces, ¿El
reglamento se aplica según las necesidades de aumentar la audiencia? Poco serio.
Existen aquellas personas que dicen que ven GH para distenderse, por ocio, para no “consumir” todo el día malas noticias. En éste caso, el fin no justifica los medios. Hay programas de entretenimientos que valen mucho más y por lo menos aportan algo a la persona que lo mira.
Las críticas no son sólo de la gente, sino también de los medios de comunicación. La revista VIVA publicó en su edición del domingo 8 de abril, una nota cuyo título fue: “¿Qué les ven?” Qué ve la gente en un programa dónde nunca pasa nada. En esa edición, el crítico de TV Daniel Dos Santos dijo: “No me genera placer ver a gente constantemente en posición horizontal como si la capacidad de erguirse los hubiera abandonado”, y además agregó que cuando GH está en alguno de sus televisores, le da la espalda. Hasta el secretario de cultura de la Nación dijo que GH es “una basura”, en declaraciones a Caiga Quién Caiga.
Para finalizar, como se dice vulgarmente: “Todo tiene que ver con todo”. No hay dudas que la sociedad en su conjunto, se tornó muy complicada, con inclinación a la mediocridad. GH es un tema de análisis psicológico; no con respecto a los protagonistas, ni a los productores, ni a los medios de difusión, sino a las personas que aportan los 30 puntos de rating para tan lamentable programa televisivo.

La ciudad de basura

Los porteños vivimos quejándonos de la suciedad en las calles. Papeles, vidrios, materia fecal, cigarrillos, todo tipo de excrementos arruinan la postal de una de las ciudades más bellas del mundo, la Ciudad de Buenos Aires.

Hace ya más de 5 años, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), puso a disposición de los ciudadanos más de 5000 cestos de residuos en la vía pública. Cabe destacar que los tachos naranjas se ven en todos lados, están, a pesar de que varios hayan sido robados o rotos.

Pero se ve, que tantos cestos no fueron suficientes para la suciedad con la que lidiamos día a día. ¿ Qué necesitamos? ¿ Alguien que nos corra al lado con un tacho en la mano por si queremos tirar algo? ¿ Tan difícil es guardarse ese volante y/o ese papelito hasta llegar a casa?

Además de los volantes entregados en la vía pública, está el tema de los dueños de mascotas, que al pasearlas dejan que hagan sus necesidades (como corresponde), pero luego no limpian lo que su animal hizo.

En Estados Unidos por ejemplo, las multas por no limpiar los excrementos de las mascotas ascienden hasta los 25 mil dólares. Se imaginarán, que cada dueño sale con la bolsita en la mano para que una vez que su mascota finaliza, limpiar, y dejar la calle tan limpia como estaba antes.

También están aquellos que apoyan las botellas vacías en el piso, las apoyan para que no hagan ruido, para que no se rompan; es exactamente lo mismo si la apoyas o la tiras, estas ensuciando. Guardála y vas a ver que en menos de 5 minutos encontras un cesto.

Por esto nos llaman tercermundistas, por pequeños detalles como estos siempre seguiremos siendo un país subdesarrollado. Porque no cuidamos lo nuestro, porque nos vivimos quejando de nuestros propios actos. Nos creemos los mejores del mundo, y nos revolcamos en nuestra propia basura.

Estas líneas parecen exageradas, pero no lo son. Son la lamentable realidad cotidiana que elegimos vivir.
Queremos progresar, empecemos desde cero.
La calle: “NO ES UN TACHO DE BASURA”.