martes, 19 de febrero de 2008

El valle de la utopía

Las mañanas te despiertan temprano, con el sol tajante golpeandote la puerta de la carpa o la lluvia que poco te deja dormir. Los bueyes amigables y amenazantes te acompañan en tu estadía, sin descuidar su territorio. Las montañas te observan, te tocan, te acarician, te piden que no te vayas, que te quedes a vivir, que las cuides. Las olas de ese mar único y celeste quieren que seas parte de ellas, que te sumerjas, que les hagas el amor. Las rocas; asperas, traicioneras, pero inofensivas. Los hippies, los rastas, la vida. El valle...